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¿Es normal que mi familiar con demencia tenga episodios de ansiedad o depresión?

Cuando una persona recibe el diagnóstico de demencia, lo primero que suele preocupar a la familia son los fallos de memoria, las confusiones o las dificultades para razonar.

Pero hay algo igual de importante que muchas veces se pasa por alto: los cambios emocionales.

¿Por qué aparece tristeza, ansiedad o irritabilidad?

Porque la demencia no solo afecta a la memoria.

Afecta al cerebro.

Y eso incluye también cómo nos sentimos, cómo reaccionamos y cómo interpretamos lo que vivimos.

No es raro que una persona recién diagnosticada:

  • Se sienta más triste o apagada.
  • Tenga momentos de ansiedad o angustia.
  • Esté más irritable o sensible.
  • Reaccione con miedo o desconfianza sin motivo aparente.

“Ya no es como antes”

Es una frase que escucharás mucho.

Y sí, puede que tu familiar parezca más serio, más callado, o todo lo contrario: más nervioso y desconfiado.

Estos cambios no siempre son fáciles de identificar, porque no todos lloran o expresan lo que sienten.

Pero están ahí, y forman parte del impacto emocional de la enfermedad.

💡 ¿Qué puedes hacer tú?

  • Escuchar sin presionar: a veces no quieren hablar… pero sí quieren sentir que estás.
  • Evitar los “tienes que animarte”: en lugar de exigirles estar bien, acompaña su proceso.
  • Observar con atención: cambios sutiles de ánimo o conducta también cuentan.
  • Buscar apoyo profesional: si la tristeza se mantiene o bloquea la vida diaria.

🧠 Recuerda:

Una persona con demencia no solo olvida.

También siente distinto. Se agobia, se entristece, se desconcierta.

Y tú puedes ayudar mucho más si entiendes que todo eso

❌ No es un capricho.
❌ Ni una exageración.

Es parte de la enfermedad.

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