Categoría: Cuidador@s

  • ¿Qué hago cuando mi familiar con demencia grita o responde mal?

    ¿Qué hago cuando mi familiar con demencia grita o responde mal?

    Una de las situaciones más difíciles al convivir con un familiar con demencia es cuando, de pronto, empieza a gritar, contestar con mala actitud o reaccionar de forma agresiva sin motivo aparente.

    Es desconcertante. Y muchas veces, doloroso.

    Pero hay algo que debes saber:

    🔹 Este tipo de comportamiento no siempre es personal.
    🔹 Muchas veces, es parte de la enfermedad.

    🧠 La agresividad también es un síntoma

    Las personas con demencia no solo olvidan cosas. También pueden:

    • Cambiar de humor bruscamente.
    • Irritarse con facilidad.
    • Contestar de forma brusca.
    • Sentirse atacadas aunque no haya intención.
    • Expresarse con gritos o gestos que antes no tenían.

    Y no es porque quieran hacerte daño.

    Es que su cerebro ya no interpreta el mundo como antes.

    💬 Lo que solemos hacer (y no siempre ayuda)

    Como cuidadores o familiares, muchas veces respondemos con frases como:

    • No me hables así
    • No hay razón para que grites
    • ¿Qué te pasa ahora?

    Estas respuestas son totalmente comprensibles. Pero muchas veces, lo único que hacen es aumentar la tensión o la confusión.

    ¿Por qué? Porque la persona puede:

    • No entender por qué le están riñendo.
    • No recordar lo que acaba de decir.
    • Sentirse más perdid@ o frustrad@.
    • Tener dificultades reales para expresar lo que siente.

    Qué hacer en su lugar

    Una herramienta muy útil es cambiar el enfoque. En lugar de corregir o frenar, puedes probar con preguntas tranquilas, abiertas y empáticas:

    • ¿Estás bien?
    • Te noto molest@, ¿te pasa algo?
    • ¿Estás cansad@?
    • ¿Dije algo que te hizo sentir mal?
    • ¿Tienes hambre o te duele algo?

    Este tipo de preguntas no buscan que den una explicación perfecta. Solo abren la puerta a que se expresen o, al menos, sientan que los estás escuchando sin juicio.

    🧘‍♀️ Y si no responde…

    A veces no habrá una razón clara.

    No todo lo que hacen tiene lógica desde fuera, porque su realidad interna ha cambiado.

    Lo importante es:

    • No tomártelo como algo personal.
    • Bajar tu propio nivel de estrés antes de responder.
    • Dar espacio si hace falta.
    • Retomar el contacto con calma y sin reproches.

    Si tu familiar con demencia grita o responde con agresividad, no es porque quiera hacerte daño. Es la enfermedad la que se está expresando.

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  • ¿Qué frases NO deberías decirle a una persona con demencia?

    ¿Qué frases NO deberías decirle a una persona con demencia?

    Cuando convivimos con una persona que tiene pérdidas de memoria por una demencia, hay algo que se repite más que los olvidos: la frustración.

    Frustración por parte del cuidador, por tener que repetir una y otra vez.

    Frustración (y muchas veces tristeza) por parte del enfermo, que se da cuenta de que algo no va bien… pero no sabe cómo gestionarlo.

    Y en ese cruce de emociones, las palabras importan más de lo que creemos.

    Aquí te dejo 4 frases que deberías evitar a toda costa, aunque salgan solas en un mal momento:

    1. “Te lo he dicho antes”
      Aunque sea verdad, decirlo no ayuda.
      Lo único que consigue es hacer sentir mal a quien te escucha.
      Para esa persona, puede ser la primera vez que oye eso. Literalmente.
    2. “Tú te acuerdas de lo que te interesa”
      Una frase que suena a reproche y que traslada culpa a quien no la tiene.
      No está fingiendo, ni “pasando del tema”. Es la enfermedad la que borra, no la falta de interés.
    3. “Me canso de repetirte siempre lo mismo”
      Totalmente comprensible. Cansa.
      Pero decirlo no soluciona nada.
      Al contrario: puede generar angustia y hacer que quien lo escucha se cierre o deje de preguntar por miedo a molestar.
    4. “¿No te acuerdas?”
      Una trampa disfrazada de pregunta inocente.
      No, no se acuerda. Y si le fuerzas a reconocerlo, lo único que haces es recordarle su deterioro.
      Mejor: reformula, guía, repite sin presión.

    ¿Y entonces qué hago?

    Primero: respira.

    Es normal que estés cansado. Que pierdas la paciencia. Que se te escape alguna de estas frases.

    Pero recuerda siempre: no lo hacen a propósito.

    Es la enfermedad la que habla. No tu familiar.

    Y si tú necesitas un espacio donde te expliquen cómo actuar en estos casos, con herramientas prácticas, claras y sin juicios…

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