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  • Mi familiar tiene pérdidas leves de memoria, ¿cuál es la mejor forma de anotar información importante?

    Mi familiar tiene pérdidas leves de memoria, ¿cuál es la mejor forma de anotar información importante?

    Cuando un familiar empieza a tener pérdidas leves de memoria, una de las primeras preocupaciones es cómo ayudarle a recordar citas, eventos importantes o tareas del día a día. Y ahí surge la gran pregunta:

    ¿Qué método funciona mejor para anotar la información sin generar más confusión?

    🧠 No todos los métodos sirven para todos

    Cada persona es diferente. Por eso, lo primero que hay que tener en cuenta es esto:
    el mejor sistema para recordar es el que ya conocen.

    Si tu familiar nunca ha usado una agenda, no esperes que ahora le funcione empezar a usar una.
    Probablemente se le olvide que la apuntó ahí, no recuerde dónde la dejó, o incluso termine comprando otra creyendo que no tenía una.

    En cambio, si ya tenía el hábito de anotar cosas en una agenda física o en el calendario del móvil, es buena idea seguir reforzando ese mismo sistema.

    📅 ¿Qué funciona mejor?

    • Calendario físico de pared o almanaque: útil si está en un lugar visible y se consulta a diario.
    • Calendario del móvil (si ya lo usaba): puede seguir siendo útil si tiene práctica con el teléfono.
    • Recordatorios automáticos: si alguien puede ayudarle a programarlos, pueden marcar una gran diferencia.
    • Notas grandes en lugares visibles: tipo post-it en la nevera o el espejo del baño para cosas urgentes.

    Lo importante es que todo esté ordenado por fechas, claramente y sin duplicidades.

    ❌ ¿Qué métodos generan más caos?

    Algo que puede parecer útil, como una libreta, muchas veces termina siendo una trampa para la memoria.

    ¿Por qué?

    1. Porque la persona cree que no ha anotado algo y lo vuelve a escribir.
    2. O sabe que lo anotó, pero no recuerda dónde lo puso.

    Resultado: hojas duplicadas, ideas mezcladas y más confusión en lugar de claridad.

    ✅ La clave: hábitos + orden

    En casos de pérdidas leves de memoria, más no es mejor.
    Lo que realmente ayuda es:

    Repetir el mismo sistema siempre (nada de probar cinco métodos distintos).

    Reforzar lo visual (con colores, ubicación fija, letra grande).

    Apoyarse en lo que ya conocen en lugar de crear nuevas rutinas desde cero.

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  • Acaban de diagnosticar demencia a mi familiar, ¿debe dejar de conducir?

    Acaban de diagnosticar demencia a mi familiar, ¿debe dejar de conducir?

    Cuando diagnostican demencia a un ser querido, una de las primeras dudas que surgen es:

    ¿Debe seguir conduciendo… o es mejor que lo deje?

    Y aunque tomar esta decisión puede ser difícil, la respuesta es clara:
    sí, lo más conveniente es que deje de conducir.

    ¿Por qué es tan importante dejar de conducir a tiempo?

    Conducir no solo requiere saber manejar un coche.

    Implica muchas funciones mentales que se ven afectadas con la demencia, como:

    • Reaccionar con rapidez ante imprevistos
    • Coordinar movimientos
    • Seguir instrucciones
    • Recordar señales, normas y rutas
    • Orientarse en el espacio

    Con el avance de la enfermedad, estas habilidades se deterioran poco a poco, a veces sin que la persona lo note.

    ¿Qué puede llegar a pasar si sigue conduciendo?

    • Puede confundirse con los pedales o los cambios de marcha
    • No recordar qué significan algunas señales
    • Desorientarse en trayectos conocidos
    • Reaccionar demasiado tarde en una situación de emergencia
    • Poner en peligro su vida… y la de otros

    Por eso, aunque parezca que “todavía puede”, lo más seguro es anticiparse.

    Esperar al primer susto no es una opción.

    ¿Cómo abordar esta conversación?

    Sabemos que no es fácil. Dejar de conducir significa perder autonomía.

    Pero puedes enfocarlo así:

    “Te quiero demasiado como para correr ese riesgo”

    “Vamos a buscar opciones para que sigas moviéndote con libertad, pero con seguridad”

    “No es que no confíe en ti, es que confío en lo que nos dice el diagnóstico”

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  • Mi familiar tiene Alzheimer, ¿cómo afectarán sus problemas de memoria en el día a día?

    Mi familiar tiene Alzheimer, ¿cómo afectarán sus problemas de memoria en el día a día?

    Cuando a un familiar le diagnostican Enfermedad de Alzheimer, es normal preguntarse cómo afectará eso a su vida diaria.

    No solo a largo plazo, sino ya, en lo cotidiano.

    Y es que los problemas de memoria no solo se notan cuando olvida tu nombre. También aparecen en gestos pequeños, frases repetidas o despistes que se acumulan y te hacen darte cuenta de que algo ha cambiado.

    ¿Qué señales pueden aparecer en el día a día?

    Aquí tienes algunos ejemplos muy comunes:

    • Repite preguntas constantemente
      Como “¿Por qué vamos al médico?” aunque ya se lo hayas dicho.
    • Se pierde en la conversación
      Está hablando contigo y, de pronto, no sabe de qué estaban hablando.
    • Olvida tomar la medicación
      Y tú acabas pendiente a todas horas para asegurarte de que lo haga.
    • Ya no puede conducir con seguridad
      Porque ha tenido despistes peligrosos al volante.
    • Se olvida de lo que iba a comprar
      O no recuerda cosas tan básicas como nombres de familiares cercanos.
    • No recuerda qué hizo hace unas horas
      Como si su día se reiniciara constantemente.
    • Ve las noticias como si fuera la primera vez
      No recuerda lo que vio cinco minutos antes.
    • Olvida recetas que antes dominaba
      Cocinar deja de ser automático y se vuelve confuso.
    • Pierde objetos importantes con frecuencia
      Las llaves, la cartera… aparecen en lugares insólitos.

    ¿Por qué pasa todo esto?

    Porque el Alzheimer afecta la memoria de forma progresiva.

    No es desinterés.

    No es que no escuche o “pase del tema”.

    Es que su cerebro ya no guarda la información como antes.

    Y eso impacta en cada pequeña parte de su vida: desde cómo se viste hasta cómo se relaciona.

    ¿Qué puedes hacer tú?

    No corregir con dureza. Mejor repetir con calma.

    Adaptar rutinas. Menos cosas, más claras, más visibles.

    Observar sin invadir. Deja que mantenga su autonomía donde aún puede.

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    Porque entender qué está pasando es el primer paso para actuar mejor.

  • ¿Qué puedo hacer si mi madre no acepta ayuda con mi padre enfermo?

    ¿Qué puedo hacer si mi madre no acepta ayuda con mi padre enfermo?

    Cuando tu madre empieza a repetir cosas, se le olvidan fechas o se desorienta en casa, te asustas.
    ¿Es normal? ¿Es la edad? ¿Es el principio de algo más?

    Aquí tienes 5 señales que podrían indicar el inicio de una demencia:

    1. Olvidos frecuentes que no son simples despistes

    Olvidar una palabra o dónde dejó las llaves es normal. Pero si olvida conversaciones completas o repite la misma pregunta varias veces al día… cuidado.

    2. Dificultad para hacer tareas que antes dominaba

    Si le cuesta seguir una receta que hacía de memoria o se pierde con las facturas del banco, puede ser una alerta.

    3. Cambios de humor o personalidad

    Si está más irritable, desconfiada o retraída sin razón aparente, algo más puede estar pasando.

    4. Se desorienta en lugares conocidos

    No saber en qué día vive o perderse en su barrio es un clásico de fases iniciales.

    5. Problemas con el lenguaje

    Si empieza a quedarse “atascada” para encontrar palabras, o dice cosas como “pásame eso” sin nombrar objetos, atención.

    ¿Te suena alguna de estas señales?
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  • ¿Qué frases NO deberías decirle a una persona con demencia?

    ¿Qué frases NO deberías decirle a una persona con demencia?

    Cuando convivimos con una persona que tiene pérdidas de memoria por una demencia, hay algo que se repite más que los olvidos: la frustración.

    Frustración por parte del cuidador, por tener que repetir una y otra vez.

    Frustración (y muchas veces tristeza) por parte del enfermo, que se da cuenta de que algo no va bien… pero no sabe cómo gestionarlo.

    Y en ese cruce de emociones, las palabras importan más de lo que creemos.

    Aquí te dejo 4 frases que deberías evitar a toda costa, aunque salgan solas en un mal momento:

    1. “Te lo he dicho antes”
      Aunque sea verdad, decirlo no ayuda.
      Lo único que consigue es hacer sentir mal a quien te escucha.
      Para esa persona, puede ser la primera vez que oye eso. Literalmente.
    2. “Tú te acuerdas de lo que te interesa”
      Una frase que suena a reproche y que traslada culpa a quien no la tiene.
      No está fingiendo, ni “pasando del tema”. Es la enfermedad la que borra, no la falta de interés.
    3. “Me canso de repetirte siempre lo mismo”
      Totalmente comprensible. Cansa.
      Pero decirlo no soluciona nada.
      Al contrario: puede generar angustia y hacer que quien lo escucha se cierre o deje de preguntar por miedo a molestar.
    4. “¿No te acuerdas?”
      Una trampa disfrazada de pregunta inocente.
      No, no se acuerda. Y si le fuerzas a reconocerlo, lo único que haces es recordarle su deterioro.
      Mejor: reformula, guía, repite sin presión.

    ¿Y entonces qué hago?

    Primero: respira.

    Es normal que estés cansado. Que pierdas la paciencia. Que se te escape alguna de estas frases.

    Pero recuerda siempre: no lo hacen a propósito.

    Es la enfermedad la que habla. No tu familiar.

    Y si tú necesitas un espacio donde te expliquen cómo actuar en estos casos, con herramientas prácticas, claras y sin juicios…

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  • ¿Es normal que mi familiar con demencia se desoriente?

    ¿Es normal que mi familiar con demencia se desoriente?

    Una de las preguntas más frecuentes cuando empieza a aparecer la demencia es:

    ¿Es normal que no sepa qué día es… o que se pierda en sitios conocidos?

    La respuesta corta: sí, es bastante común.

    Y no tiene que ver con “no prestar atención” o “estar despistado”.

    Tiene que ver con algo más profundo: el cerebro empieza a fallar en su GPS interno.

    ¿Por qué se desorienta?

    Cuando hablamos de desorientación, en realidad estamos hablando de atención, memoria y procesamiento mental, todo a la vez.

    Por eso, si tu familiar empieza a tener olvidos, repeticiones o confusiones, es muy probable que también tenga momentos en los que:

    • No sepa en qué día o mes estamos.
    • Diga “¿hoy es lunes?” aunque se lo hayas dicho hace un rato.
    • Dude de cómo volver a casa desde un lugar al que ha ido cientos de veces.

    No es que no quiera recordar.

    Es que su cerebro está perdiendo capacidad para manejar esa información como lo hacía antes.

    ¿Qué puedes hacer tú?

    No lo enfrentes con la realidad de golpe. En vez de “¿cómo no vas a saberlo?”, usa “tranquilo, hoy es martes. Vamos juntos.”

    Evita exponerle a situaciones nuevas sin apoyo. Lugares muy ruidosos, gente desconocida o cambios de rutina pueden empeorar la desorientación.

    Refuerza la orientación de forma sencilla. Calendarios visibles, rutinas claras, paseos por lugares familiares, referencias visuales…

    Lo importante:

    Tu familiar no se desorienta por vagancia, ni porque se esté haciendo el despistado.

    No es que no te escuche.

    Es que su GPS mental está empezando a fallar.

    Y cuanto antes entiendas esto, mejor podrás ayudarle.

    Haz el test gratuito y descubre en qué fase puede estar tu familiar y qué puedes hacer desde hoy.

  • ¿Es normal que mi familiar con demencia tenga episodios de ansiedad o depresión?

    ¿Es normal que mi familiar con demencia tenga episodios de ansiedad o depresión?

    Cuando una persona recibe el diagnóstico de demencia, lo primero que suele preocupar a la familia son los fallos de memoria, las confusiones o las dificultades para razonar.

    Pero hay algo igual de importante que muchas veces se pasa por alto: los cambios emocionales.

    ¿Por qué aparece tristeza, ansiedad o irritabilidad?

    Porque la demencia no solo afecta a la memoria.

    Afecta al cerebro.

    Y eso incluye también cómo nos sentimos, cómo reaccionamos y cómo interpretamos lo que vivimos.

    No es raro que una persona recién diagnosticada:

    • Se sienta más triste o apagada.
    • Tenga momentos de ansiedad o angustia.
    • Esté más irritable o sensible.
    • Reaccione con miedo o desconfianza sin motivo aparente.

    “Ya no es como antes”

    Es una frase que escucharás mucho.

    Y sí, puede que tu familiar parezca más serio, más callado, o todo lo contrario: más nervioso y desconfiado.

    Estos cambios no siempre son fáciles de identificar, porque no todos lloran o expresan lo que sienten.

    Pero están ahí, y forman parte del impacto emocional de la enfermedad.

    ¿Qué puedes hacer tú?

    Escuchar sin presionar. A veces no quieren hablar… pero sí quieren sentir que estás.

    Evitar los “tienes que animarte”. En lugar de exigirles estar bien, acompaña su proceso.

    Observar con atención. Cambios sutiles de ánimo o conducta también cuentan.

    Buscar apoyo profesional si la tristeza se mantiene o bloquea la vida diaria.

    Recuerda:

    Una persona con demencia no solo olvida.

    También siente distinto. Se agobia, se entristece, se desconcierta.

    Y tú puedes ayudar mucho más si entiendes que todo eso no es un capricho ni una exageración.
    Es parte de la enfermedad.

    Haz el test gratuito y empieza a recibir orientación práctica para saber cómo actuar según la fase en la que está tu familiar.